Enseñar a leer a tu hijo a una edad temprana tiene un gran efecto en el desarrollo físico del cerebro y en el fruto de ese desarrollo: la Inteligencia.
A partir de los dos años se trabaja fundamentalmente el desarrollo del lenguaje oral: madurez articulatoria, vocabulario, memoria auditiva y visual, dominio de la composición sintáctica, atención y escucha de textos orales.